Es un hecho que el impacto ambiental de nuestra forma de consumir tiene cada vez más peso por parte de la sociedad. Lo confirma la encuesta de Grover, que ha determinado que el 93% de los españoles se declara comprometido con la protección del medioambiente. De hecho, casi la mitad de los encuestados (49%) afirma que prioriza hábitos sostenibles en la mayoría de aspectos de su día a día, y no solo en momentos concretos.
En esa línea, el consumo de tecnología se ha convertido en uno de los ámbitos que más evidencia este cambio de tendencia. Antes de realizar la compra de un dispositivo, un 24% de la sociedad asegura que se informa sobre los valores de la marca fabricante en temas de sostenibilidad, mientras un 19% prioriza técnicas comprometidas de embalaje como el empleo de materiales reciclados o biodegradables, y un 13% afirma que solo elige productos tecnológicos que sean fáciles de reciclar, reacondicionar o que tengan componentes que puedan ser reaprovechados por el fabricante.
Lisa Steffenhagen, Senior Sustainability Manager de Grover, comenta: “Una porción cada vez más amplia de la sociedad española está concienciada con el impacto a largo plazo que tiene la forma en la que consume productos y servicios. Por ese motivo, han comenzado a tener en cuenta otros aspectos, como los valores de las marcas o el embalaje de los productos, que son compatibles con una protección más realista del medioambiente, sin que ello les prive de sacar el máximo partido a esos productos y servicios. Y la tecnología se ha convertido en uno de los mejores ejemplos de ese cambio”.
Alquiler de tecnología, un modelo de consumo que piensa en el futuro
Esta mayor concienciación de la sociedad española está favoreciendo la consolidación de nuevos modelos de consumo sostenible. En el caso de la tecnología, el alquiler de dispositivos se ha convertido en una alternativa en alza por su firme posicionamiento dentro del modelo de economía circular que, entre otros factores ambientales, está contribuyendo a frenar la generación de residuos electrónicos.
De hecho, un 22% de los españoles señala este freno como una de las principales ventajas del alquiler, ya que al devolver el producto cuando este deja de ser necesario, evitan que se convierta a largo plazo en un residuo contaminante, como sí ocurriría con el paso del tiempo si lo hubieran comprado. En su lugar, el dispositivo alquilado puede volver a ser utilizado por otro usuario que lo necesite durante un periodo determinado de tiempo.
Además, el alquiler de tecnología se sustenta sobre el mecanismo del uso por suscripción, un esquema también visto en otros segmentos como el streaming de vídeo y música, la comida a domicilio o los videojuegos, por lo que no es desconocido para el consumidor. De hecho, un 86% de los españoles dice tener experiencia como usuario de alguna de estas plataformas, y esto facilita su adaptación a un consumo de la tecnología basado en el modelo de suscripción.
Lisa Steffebnhagen añade: “Nuestra manera de consumir ha evolucionado en los últimos años, impulsada por valores como la sostenibilidad o la flexibilidad de acceso, que se han convertido en esenciales para muchos consumidores. Esta evolución ha tenido influencia en todas las áreas de nuestra vida y en la manera en la que tomamos decisiones, como empezamos a ver en la alimentación y que, en los últimos años, se ha extendido a otros ámbitos como la moda o la tecnología. La compra tradicional ha dejado de ser la única opción a nuestra disposición, y alternativas como el alquiler nos permiten que la tecnología cubra todas nuestras necesidades de una forma mucho más consciente con nuestro planeta”.