Estas cifras demuestran que las empresas van avanzando para fomentar su contratación. De hecho, según este informe, el 19% de ellas ya tiene algún plan o iniciativa en marcha dirigidos a la contratación de mayores, y 4 de cada 10 cuentan con alguna medida destinada a la retención y gestión del talento sénior. La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año también constata esta tendencia, pues, entre abril y julio, la tasa de paro de los mayores de 55 años descendió al 9,97%, frente al 11,05% del trimestre anterior, siendo el dato más bajo desde 2008.
Sin embargo, aunque estas cifras evidencian una apuesta creciente por los mayores, todavía existe un elevado nivel de edadismo, basado en estereotipos y prejuicios que limitan sus oportunidades laborales. La causa reside en ideas tan extendidas como que este tipo de empleados no cuentan con los conocimientos tecnológicos necesarios o son perfiles menos flexibles y con menor capacidad de adaptación, cuando realmente se presentan como una gran oportunidad para incorporar experiencia, conocimiento y estabilidad en los equipos de trabajo. Además, no existen tantas políticas públicas de empleo que fomenten su contratación, como es el caso de los jóvenes, cuyos contratos tienen más incentivos para las empresas.
“Es imprescindible que adaptemos nuestra economía a nuestra demografía. Los sénior se están consolidando como la población con mayor protagonismo a todos los niveles, suponiendo un valor añadido para el mercado laboral y el rendimiento organizacional. Debemos reconocer y valorar adecuadamente su contribución, dejando a un lado los prejuicios que acompañan a estos empleados. Sobre todo, en un momento en el que muchos sectores están teniendo problemas para cubrir vacantes y retener el talento”, indica Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE.
Mayor compromiso, experiencia y capacidad de adaptación, así es el empleado senior
Con el objetivo de acabar con los estereotipos y seguir impulsando el talento de las personas mayores de 55 años en el sector empresarial, los expertos del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE exponen las principales cualidades que caracterizan a estos empleados, y cómo pueden ayudar al impulso del negocio:
· Gran compromiso hacia su trabajo. Los sénior suelen tener una mayor estabilidad laboral y compromiso con la organización, lo que se traduce en una menor rotación. De hecho, quienes continúan en su puesto incluso superada la edad de jubilación, lo hacen por vocación en la mayoría de las ocasiones. Una prueba de ello es que la jubilación demorada, aquella que opta por prolongar la vida laboral más allá de la edad legal establecida, se ha duplicado en los últimos años, tal y como se indicó en el del seminario académico ‘El fenómeno del edadismo’, organizado por Ageingnomics y laUniversidad Carlos III de Madrid.
· Su experiencia es un valor añadido. Estos profesionales cuentan con décadas de trayectoria en sus respectivos campos, permitiéndoles aportar un conocimiento especializado sobre cualquier cuestión, lo que resulta fundamental para la toma de decisiones estratégicas y la resolución de problemas complejos.
· Capacidad de adaptación a los cambios. Los mayores de 55 años han pasado y atravesado multitud de imprevistos, cambios y retos a lo largo de su carrera profesional. Esto les ha dotado de una notable capacidad de adaptación y resiliencia en entornos cambiantes. Como ejemplo de ello, el ‘III Mapa del Talento Sénior’ de Ageingnomics destaca que los sénior fueron, precisamente, los que mejor se adaptaron al teletrabajo en la pandemia.
· Pueden ejercer de “mentores” para los trabajadores jóvenes. Traspasar su conocimiento a las nuevas generaciones de empleados es muy beneficioso para que toda esa experiencia atesorada durante años no se pierda. Combinar el talento joven con el sénior permite, además, que ambos grupos se retroalimenten para aprender lo mejor de cada segmento de edad, suponiendo un aliciente para el impulso del negocio.
“Esta reflexión evidencia la necesidad de apostar por estos perfiles por los beneficios que tiene. Se espera que la contratación de mayores de 55 años siga creciendo en los próximos años y, para ello, es fundamental que tanto la sociedad como las políticas de empleo actúen para que se haga de forma equitativa, integrativa y beneficiosa. La economía sénior es el futuro”, concluye Fernández Palacios.