El alquiler ha reinventado algunos de los principios básicos del uso de la tecnología. Algunos de los cambios más significativos que se han vivido en este primer millar de días son:
Estar a la última es más sencillo y asequible: muchos productos, como los smartphones, los portátiles o las tablets, se modernizan con frecuencia. Adquirir el último modelo de nuestro dispositivo favorito es muchas veces un gran desafío económico, pero el alquiler lo pone más fácil, ya que la suscripción a un producto nos permite actualizarlo al cabo de un año, sin necesidad de pagar al contado por ambos dispositivos, ni abonar un coste extra a la cuota de alquiler.
Un uso de la tecnología más a nuestra medida: una de las ventajas de los alquileres de tecnología es la libertad de elegir el tiempo mínimo de uso del dispositivo. Esto permite a los usuarios de alquiler adaptar el acceso a un determinado producto en función de sus necesidades, flexibilizando así el coste y evitando que el dispositivo termine olvidado en un cajón. Por ejemplo, puedes alquilar un ventilador solo durante los meses de calor, una cámara de fotos que solo será necesaria durante un viaje o un PC de altas prestaciones para un proyecto profesional. En el caso de Grover, los alquileres más largoplacistas se dan con electrodomésticos (23,1 meses de media) y bicicletas eléctricas (19,3 meses), mientras las cámaras de acción (4,5 meses) y los drones (5,7 meses) promedian suscripciones más breves.
La tecnología entra en la economía circular: la circularidad de productos será esencial para el consumo del futuro. Después de evidenciar cómo este modelo era eficaz en otras categorías como el textil, se ha demostrado también cómo los consumidores españoles son capaces de asumir un uso de dispositivos donde cada producto pasa a otro usuario cuando este deja de ser necesario. Grover ya cuenta con ejemplos llamativos del éxito del modelo circular, como es el caso de una cámara DJI Osmo que, hasta la fecha, ha sido alquilada y utilizada por 30 personas distintas.
El alquiler ayuda a reducir el volumen de residuos electrónicos: mientras la cantidad y variedad de dispositivos aumenta a nuestro alrededor, también lo hace la cantidad de residuos electrónicos que generamos. De acuerdo con Statista, cada persona generará 9 kilogramos anuales en 2030 –frente a los 7,3 kg al año actuales. Esto convierte a los alquileres de tecnología en una solución eficaz.
Menos fabricación, más reacondicionamiento: por sus procesos de fabricación, la tecnología tiene un complejo impacto en el medioambiente. Esto da un plus de relevancia a modelos de consumo que ayuden a reducir la demanda de nuevos dispositivos e impulsen el reacondicionamiento y la reutilización como alternativas. Solo en el caso de Grover, la compañía ha circulado más de 1,6 millones de dispositivos hasta finales de 2023, y reacondicionado más de 100.000 en el pasado año.
Grover inició su negocio en España a mediados de 2021, siendo la marca de alquiler de tecnología pionera en nuestro país. En estos 1.000 días, la compañía ha generado un fuerte interés en su modelo, con más de 45.000 suscripciones activas en España. Con origen en Alemania, Grover también está operativa en otros mercados como Austria o Países Bajos.
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