En este contexto, el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco presenta su decimocuarto informe Discapacidad y Familia, con el objetivo de visibilizar la situación, necesidades y expectativas de los hogares que conviven con la discapacidad, explorando los retos añadidos a los que se enfrentan y reivindicando el apoyo que merecen para avanzar en igualdad de oportunidades. Las conclusiones se basan en una encuesta a 364 familias que tienen hijos/as con discapacidad.[i]
Estas son las principales conclusiones:
· Las emociones más frecuentes en este momento son el miedo (93,4%), la desorientación (84,2%), la tristeza (78,8%) y la soledad (73,3%), lo que refleja una importante vulnerabilidad emocional de las familias con personas con discapacidad.
· “El acompañamiento y el apoyo social desde el principio son fundamentales para que las familias afronten la discapacidad de forma positiva y puedan impulsar la autonomía y el futuro laboral de sus hijos e hijas. Cuando se sienten arropadas y cuentan con apoyo profesional y emocional, tienen más recursos para estimular su desarrollo y prepararlos para una vida independiente. En cambio, cuando ese acompañamiento no llega y las familias se sienten solas, desbordadas o invadidas por emociones como el miedo o la culpa, es más difícil sostener el proceso, lo que puede acabar afectando, de forma involuntaria, al crecimiento y a las oportunidades de inclusión de sus hijos e hijas con discapacidad”, destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
· Tiempo después del diagnóstico, un 36,5% de las familias afirma disponer de apoyo profesional, pero echar en falta una red social con la que compartir vivencias y emociones. Además, un 12,8% declara sentirse completamente solo, sin ningún tipo de apoyo.
· En los casos en los que las familias se sienten aisladas y sin apoyos, los sentimientos de desasosiego iniciales no desaparecen, sino que se mantienen o se transforman. Las emociones más frecuentes son: frustración (62,3%); ansiedad (57,1%); miedo (49,8%); temor al juicio ajeno (45,8%); tristeza (44,7%); sobre exigencia (40%); sobreprotección (35,2%) y culpa (28,8%).
· Aunque el 38,5% de los progenitores ha podido compatibilizar su vida con su trabajo, un 35,2% ha reducido su jornada y un 11% ha tenido que dejar su empleo para atender a su hijo o hija con discapacidad.
· Un 44% de las familias manifiesta algún tipo de dificultad para llegar a fin de mes. Pese a ello, es importante destacar que para el 80%, las dificultades que más pesan son de tipo social y emocional.