Estas cifras se acompañan de un ocupación media del 90% a nivel nacional de los campings españoles en julio y agosto con cientos de establecimientos completos, lo que supone un nivel muy similar al de 2022.
La inestabilidad climatológica durante la primera quincena de julio, especialmente en el norte peninsular (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco), ralentizó el arranque del verano que sí se inició de manera contundente en todo el país desde mediados de julio hasta finales de agosto
Sin embargo, la rentabilidad final de los establecimientos se ha visto mermada como el verano pasado por un descenso del 25% en el gasto interno de los clientes en restauración y ocio.
Reflejo de esta situación es que sí ha aumentado ligeramente el gasto en los supermercados de los campings (5%) lo que demuestra que los clientes prefieren consumir en sus bungalows y parcelas antes que en los restaurantes y chiringuitos del establecimiento.
Para la presidenta de la FEEC, Ana Beriaín, el sector ha vivido un "extraordinario verano", lo que "demuestra que las familias, a pesar del difícil momento económico que vivimos en toda Europa, le dan importancia a desconectar unos días, relajarse y olvidarse de los problemas cotidianos".