No obstante, cuando se trata de gastar en lujos o servicios premium, únicamente el 24% de la población de Galicia (19% en España) muestra confianza en poder hacer frente a estos gastos innecesarios, un porcentaje ligeramente inferior al promedio europeo, que se sitúa en el 26%.
La percepción sobre la situación económica personal y familiar es un indicador clave del bienestar de los ciudadanos y refleja su nivel de confianza respecto a la estabilidad financiera de un país. En este sentido, la población gallega y española destacan por mostrar una notable seguridad en su capacidad para mantener adecuadamente la economía de sus hogares.
Así lo refleja la última edición del Informe Europeo de Pagos de Consumidores de Intrum, estudio anual que analiza la situación financiera de los ciudadanos en 20 países europeos. En él, se recoge que 7 de cada 10 gallegos (72%) se sienten seguros de poder cubrir satisfactoriamente las necesidades económicas de su familia. En términos nacionales, el indicador asciende al 79%, un porcentaje 15 puntos por encima de la media europea (63%).
Este dato coloca a la población de España en la parte superior del ranking de países europeos con esta percepción, superando a regiones como Italia (70%), Francia (66%), Reino Unido (63%) y Alemania (62%). Junto a nuestro país, también destacarían Irlanda (74%) y Hungría (72%) y, al otro extremo, se encontrarían Austria (53%), Finlandia (50%) y República Checa (47%) como los menos confiados.
En este sentido, el estudio de Intrum revela también diferencias notables según las edades a nivel nacional. La Generación X lidera con un 81%, seguida de cerca por los Boomers, con un 79%, cifras que pueden atribuirse a la estabilidad laboral y económica que experimentan ambos grupos. Por su parte, los Millenials (77%) y la Generación Z (72%) presentan niveles de confianza más bajos, lo que puede deberse a que enfrentan desafíos económicos y laborales más complejos al encontrarse durante las primeras etapas de su independencia económica.
Estas cifras estarían en línea con las conclusiones del Banco de España en sus ‘Proyecciones macroeconómicas e informe trimestral de la economía española. Marzo de 2025’. En este análisis, dicha institución no solo subraya que la economía española sigue sorprendiendo al alza y mostrando un ritmo de crecimiento robusto en comparación con la media europea, sino también que, mientras que las empresas españolas proyectan una estabilidad en su facturación, los hogares siguen reflejando un incremento en su renta bruta, lo que redundaría en un mayor dinamismo del consumo privado.
Por el contrario, solamente 1 de cada 4 gallegos se siente con capacidad económica de destinar dinero a lujos o productos de alta gama
El estudio pone de manifiesto que, sin embargo, el porcentaje de ciudadanos de la región que afirma tener capacidad económica suficiente para permitirse gastos en lujos innecesarios, como bienes o servicios premium, se sitúa en el 24%. En España, la cifra desciende al 19%, muy por debajo, en este caso, de la media europea, que es del 26%.
Esto sugiere que, aunque tanto los españoles como los gallegos muestran altos niveles de confianza en su estabilidad financiera para cubrir necesidades básicas familiares, la capacidad declarada para afrontar gastos superfluos es más limitada en el conjunto del país. Galicia se sitúa casi en la media europea, lo que podría indicar una actitud algo más abierta hacia el consumo no esencial en comparación con el promedio nacional.
En este punto, el Informe Europeo de Pagos de Consumidores también muestra diferencias reseñables por generaciones en España. Según el análisis de Intrum, los más jóvenes reflejan una mayor confianza en su capacidad para gastar en lujos innecesarios: los Millennials lideran con un 26%, seguidos de la Generación Z, con un 22%. Por su parte, la Generación X alcanza un 17%, y los Boomers se sitúan en un 13%. Una diferencia que puede atribuirse a que los más jóvenes tienden a priorizar más la experiencia inmediata, mostrando una mayor disposición a asumir gastos superfluos, mientras que las generaciones mayores, más consolidadas y con mayores responsabilidades familiares y financieras, prefieren mantener un enfoque más prudente y conservador en su consumo.
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