Esta problemática afecta especialmente a los inquilinos más jóvenes (18-24 años). Así, solamente un 52% de ellos pudo hacer pagar estos gastos iniciales con sus ahorros. En el resto de los grupos de edad fueron más del 70%.
Como consecuencia de esta situación, estos jóvenes recurrieron significativamente más al resto de alternativas para cubrir el coste inicial del alquiler. Lo más habitual es que pidieran prestado a familiares, amigos o conocidos (34%) y, seguidamente, a la financiación a través de entidades bancarias (12%).
“Que un porcentaje significativo de inquilinos muestren dificultades para afrontar los gastos iniciales de entrada a la vivienda en alquiler, indica una falta de accesibilidad económica que está obligando a los demandantes a endeudarse o depender de ayuda familiar para cubrir los costes básicos de vivienda. Esta situación no solo refleja una desigualdad económica creciente, sino que también pone en riesgo la estabilidad financiera de los inquilinos, lo cual puede tener repercusiones a largo plazo en el bienestar social. Además de los gastos iniciales de acceso, el precio del inmueble y la falta de oferta son las grandes problemáticas que se acrecientan cada año en el mercado de las rentas”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
El precio del alquiler y la falta de oferta, principales dificultades para los inquilinos
El proceso de búsqueda de una vivienda de alquiler puede complicarse o dilatarse en el tiempo por diferentes razones. Aunque, si hablamos de dificultades de los inquilinos, hay una que manda con claridad sobre el resto: el coste del alquiler. De hecho, siete de cada diez inquilinos que han conseguido arrendar un inmueble para vivir en él señalan esta cuestión como una dificultad. En segundo lugar, la falta de oferta de vivienda también ha sido una traba para muchos de ellos. Concretamente, el 40% lo cita como una dificultad.
La tercera dificultad que encuentran los inquilinos son los requisitos de los propietarios (37%). En cuarta y quinta posición se encuentran el estado de las viviendas (34%) y el alto desembolso económico inicial (33%).
En general, estas dificultades se mantienen en los niveles similares a los de 2023. Sin embargo, sí que se produce un salto significativo con respecto a 2022. En el caso de los altos precios, hace dos años era algo que mencionaban el 77%, siete puntos más que ahora. Del mismo modo, el estado de las viviendas ha sido una barrera para menos inquilinos durante el último año (34%) que en 2022 (46%).
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