Según el estudio de Payments, a medida que aumenta la edad del usuario desciende el porcentaje de quienes creen que el efectivo es uno de los medios de pago con mayor impacto medioambiental. De ahí que, en Europa, con una población más envejecida, se mantengan aún reservas para abandonar el dinero físico, siendo Portugal el país que más ventajas continúa viendo en este modelo.
Cambio en la percepción pública y adopción de tecnologías
La eliminación de sistemas basados en papel, como recibos y facturas impresos, ha marcado un punto de inflexión hacia una operativa más verde. Las transacciones digitales no solo simplifican la gestión financiera sino que también eliminan la necesidad de papel, contribuyendo significativamente a la reducción de la deforestación y el consumo de recursos naturales.
Entre los datos relevantes que se extraen del Informe Los pagos digitales y su perspectiva social y ambiental, destaca la hegemonía de la tarjeta de débito, que sigue siendo el medio de pago preferido en todos los países analizados, con registros de tenencia superiores al 90% salvo en Colombia, España e Italia, que rondan el 85%.
La estabilidad de la tarjeta de débito contrasta con el significativo crecimiento del prepago, especialmente en países donde su tenencia se ha duplicado en los últimos dos años. Es el caso de Ecuador, donde el 37% de la ciudadanía reconoce disponer de una tarjeta de prepago, y de República Dominicana, con un 50%. De todas formas, Argentina, Chile a Italia lideran el ranking con porcentajes del 56%, 59% y 63% respectivamente. En general, las tarjetas de crédito se sitúan entre ambas modalidades (débito y prepago), con un porcentaje de uso que oscila entre el 51% de Italia y el 83% de Brasil. En España la tenencia de tarjetas de crédito está en el 56%.
A la preferencia del usuario por este instrumento de pago se añade el incremento registrado en el uso de tarjetas fabricadas con materiales biodegradables o reciclados. Esta tendencia no solo promueve el reciclaje y la reutilización de materiales, sino que también presenta una alternativa viable a las tradicionales tarjetas de plástico, cuya descomposición puede tardar cientos de años.
Junto a ello, se constata un imparable avance de la tarjeta virtual más allá de la modalidad de prepago para extenderse a las tarjetas de crédito y, sobre todo, de débito. España lidera esta dimensión en Europa, salvo para las de prepago en las que Italia es líder en esta región. El 37% y el 21% de los españoles ya dispone de una tarjeta de débito y crédito, respectivamente.
Medidas ambientales insuficientes
El informe de Minsait Payments también discute un cambio notable en la percepción pública respecto al impacto ambiental de los diferentes métodos de pago. Ha habido un descenso en el riesgo percibido, lo que podría afectar la disposición de los consumidores para adoptar prácticas más sostenibles, aunque los pagos digitales siguen siendo preferidos por su menor impacto ambiental.
Algunas medidas que los usuarios tomarían con este propósito serían: eliminar las facturas o recibos en papel y usar tarjetas de pago fabricadas con materiales sostenibles (71%); realizar pagos únicamente con medios digitales (59%); la demanda de información sobre las emisiones de CO2 y el impacto ambiental de los pagos efectuados (53%); y, por último, la eliminación del dinero en efectivo en las transacciones (43%).
El contexto de los pagos digitales y su perspectiva social y ambiental se analiza en profundidad el este nuevo estudio sectorial que Minsait Payments presenta hoy. Elaborado en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (AFI), el informe recoge las opiniones de más de 4.800 personas internautas bancarizadas de España, Italia, Portugal, Reino Unido y Latinoamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y República Dominicana).
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