Museos que te ayudan a entender toda una vida mirando a una Ría. Instalaciones como el Museo Marea, en Porto do Son, o el Astillero tradicional Ciprián en Broña, entre otros, son ejemplos clarificadores de la vida marinera. Recoger, investigar y transmitir la memoria de las gentes del mar para que su legado perdure siempre.
El alto do Enxa. Más que un mirador. Como con los equipos de fútbol, cada uno tiene sus miradores predilectos. A lo largo de toda la ría hay lugares donde detenerse para dejarse llevar por la sugerente estampa, pero el Alto do Enxa tiene algo especial. Aunque no nos demos cuenta, sobre el alto existen los restos de un poblado castrexo de la Edad de Hierro que también recibe el nombre Castro de As Muradas.
Tierra de ríos y puentes. Los ríos son una fuente de riqueza, pero separan orillas. Para solucionarlo, el ser humano construyó puentes desde tiempos inmemoriales. La ría es un catálogo de ríos y puentes, como el de Ruso, sobre el río Tines, en Outes, el puente medieval sobre el Sieira, en Xuño, o el puente sobre el río Traba, en Noia, construido sobre uno de orígenes romanos.
Aunque para ríos… ¡El Tambre! Es la arteria principal de la ría. Caminar por su orilla en diferentes puntos se convierte en un imprescindible, ya que nos encontraremos con pazos, como el do Ensido, de excelente belleza. Por no hablar del estuario del Tambre, donde espera Ponte Nafonso, una de las imágenes icónicas de la ría.
Petroglifos, arte rupestre que parece de origen extraterrestre. Aunque el más conocido es el de Laxe de Rodas, en Muros, la ría atesora varias de estas manifestaciones de arte rupestre. Son el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura. Su uso como forma de comunicación puede llegar hasta los tiempos modernos en algunas culturas y lugares. Los de Baroña, Calderramos y Fotemoureira son de obligada visita también.
Minas de San Finx, Punto de Interés Geológico. Las minas de San Finx son una oportunidad extraordinaria de viajar en el tiempo y en la memoria de un pueblo, el de Lousame, cuya historia está estrechamente vinculada a la minería. Su rico patrimonio geológico, natural e industrial las convierte en un espacio único en el que el visitante podrá disfrutar de un paisaje de singular belleza, al tiempo que ahonda en el trabajo y en la vida de la población minera desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.
Todo un pasado industrial. Junto con la minería, había otras actividades económicas que sostenían a la ría de las que, hoy en día, solo quedan los restos. Antiguas factorías como el molino do Pozo Cachón, la antigua fábrica Sel, las papeleras, muchas ‘devoradas’ por una naturaleza que reclama lo que es suyo… Son solo algunas de las joyas del turismo industrial, que cuenta cada vez con más adeptos.
Los aventureros son bienvenidos. Rutas a caballo, BTT, surf… Como hay quien no se conforma con recorrer la ría a pie, existen otras formas de quedar cautivado con la belleza de los paisajes, rincones y lugares por descubrir, disfrutando de la aventura y buenas dosis de adrenalina de una manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Las lonjas, escaparates de lujo de la esencia marinera de la ría. Del mar no llega solamente riqueza, representa también una seña cultural y patrimonial que marca casi todos los aspectos de la vida social de los concellos. Hay lonja en Testal (Noia), en O Freixo (Outes), en el puerto de Muros y en los de Porto do Son y Portosín. Además, hay una buena muestra de mercados o plazas de abastos en Noia, Muros (un edificio extraordinario, que solo por su arquitectura ya merecería la visita) y en Porto do Son. Todos ellos son sitios de obligada visita para entender y comprender mucho mejor la idiosincrasia de esta ría.
El sancosmeiro, una prenda que define a un territorio. Para las gentes de la ría, el mantenimiento de tradiciones y culturas es algo que se toman muy en serio. Un lugar destacado en la artesanía de la zona corresponde a la cestería y, especialmente, a los sombreros de paja conocidos como sancosmeiros, aunque tradicionalmente son hechos en la parroquia de Santo Ourente. Este oficio permitió que, además de sombreros, pudieran fabricarse cestas, bolsas y muchos más objetos que se encuentran actualmente en museos.
Gótico ‘mariñeiro’, seña de identidad. Es un disfrute para el amante de la historia del arte el poder contemplar obras de este estilo arquitectónico tan característico de la ría. Santa María del Campo (Muros), Santa María A Nova o San Martiño (Noia), son algunos de los ejemplos más importantes de esta corriente tan representativa de este territorio. Y ello se hace extensivo al resto de los centros históricos, verdaderas cápsulas del tiempo en las que cada calle, cada casa señorial, alberga una apasionante historia.
Una ría que está para comérsela. Somos lo que comemos, eso está claro. La de ría da Estrela es una gastronomía de producto, dedicada principalmente a mantener puro el sabor de unas materias primas excepcionales, pero también hay lugar para algunas tradiciones peculiares y sorprendentes, como un curioso postre muradano llamado “tortilla romana”, o como la empanada de maíz con berberechos, que en Noia deberás masticar con cuidado, porque los berberechos se meten en la masa con concha, para que suelten todo su jugo dentro de la empanada.
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