La historia de su creación está estrechamente ligada al Arsenal Militar y el Astillero Real, ya que propició la llegada de más población a Ferrol. Fue el propio Carlos III el que aprobó la creación del barrio y llama la atención su particular diseño. A vista de pájaro, nos encontramos con un trazado lineal y perfecto. 6 calles largas y rectas (Sol, María, Dolores, Real, Magdalena e Iglesia), cortadas por otras 9 de forma perpendicular (Lugo, Carmen, Rubalcava, Terra, Concepción Arenal, Coruña, Sánchez Barcaiztegui, Méndez Núñez y Arce). Las viviendas, de 2 o 3 alturas como mucho, están repletas de balcones y galerías acristaladas de madera lacada y pintada de blanco, simulando las popas de los barcos que construían los carpinteros de ribera.
Si hay un nombre ligado a A Magdalena, ese es sin duda Rodolfo Ucha. El arquitecto ferrolano remodeló el barrio dándole un eminente toque modernista, empleando para ello materiales como el hierro forjado y el cemento, dando mayor protagonismo a las fachadas y a las galerías, cuyo estilo se extenderá posteriormente por el resto de Galicia.
Pasear por el barrio es empaparse de ese ambiente burgués y modernista. Tanto es así que hoy en día se puede disfrutar de la ‘Ruta del modernismo ferrolano’, en la que apreciar edificios como la Casa Rodríguez Trigo, la Casa Munduate, la antigua Fonda Suiza o la Casa Antón.
La otra cara de la moneda se encuentra en Canido. Si A Magdalena representa esa aura modernista y burguesa, Canido era todo lo contrario. Claramente en declive por la crisis de los astilleros, el barrio era un compendio de calles apagadas y tristes. Pero cierto día, un vecino del barrio decidió que eso se acabó, poniéndose manos a la obra para revitalizarlo. ¿Cómo? ¡Con arte! Con las célebres Meninas de Velázquez como referencia, lo que empezó como un mural, hoy ya cuenta con más de 400. Tal fue el éxito de la iniciativa que hoy en día se celebra cada año en septiembre un festival de arte urbano en el que muralistas de distintas partes del mundo se reúnen para crear obras cargadas de simbolismo, color y vida.
Existe la posibilidad de hacer un recorrido guiado por Canido de la mano del artífice de su resurrección, Eduardo Hermida. Cada domingo, durante unas dos horas, los visitantes podrán recorrer, gracias a ‘La Ruta de las Meninas’, las calles y maravillarse con los impresionantes murales que han devuelto a la vida a un barrio deprimido. Además, se ofrece la posibilidad de realizar un taller pictórico de una pieza que pase a formar parte de las decenas de obras que pueblan las paredes de Canido.
Tan distintos, pero tan icónicos. A Magdalena y Canido. Dos barrios que cuentan perfectamente la historia de una ciudad, de su esplendor, de su crecimiento, pero también de sus horas bajas y de cómo se ha recompuesto para llegar a ser hoy en día una ciudad que acoge con los brazos abiertos a miles de visitantes cada año.
Tu opinión enriquece este artículo: