El contexto de los pagos digitales y su perspectiva social y ambiental es una de las tendencias que analiza en profundidad el XIII Informe de Minsait Payments sobre Tendencias en Medios de Pago, que la compañía de tecnología de pagos presenta todos los años y que constituye un punto de referencia para la industria de los pagos. Elaborado en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (AFI), el informe recoge las opiniones de más de 4.800 personas internautas bancarizadas de España, Italia, Portugal, Reino Unido y Latinoamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y República Dominicana).
El efectivo sigue perdiendo presencia
En esta edición, el informe muestra cómo se generaliza el uso de los pagos electrónicos en Latinoamérica y se acelera en Europa, donde cerca de un tercio de los europeos declara haberse incorporado a la digitalización de sus pagos en los últimos tres años, ante la irrupción de la pandemia del Covid y coincidiendo con el auge de otros medios de pago alternativos como Bizum, en España. Hoy en día, aplicaciones como Bizum, o Pix en Brasil y MBWay en Portugal están ganando popularidad para pagos entre particulares (P2P), desplazando en cierta medida al uso del dinero físico; el 52% de los españoles lo prefiere frente al 38% que sigue usando el efectivo.
En un mercado cada vez más marcado por la preocupación hacia la seguridad, el pago sin contacto (contactless) con tarjeta física es mayor en Europa que en Latinoamérica y España lidera este índice, con un 72% de la población bancarizada optando por la opción digital en sus pagos. Así, el uso de dinero en efectivo pierde impulso y entre los medios de pago más utilizados, vuelve a destacar la tarjeta de débito en todos los países analizados. Hoy en día, más del 85% de la población bancarizada española dispone de una tarjeta de débito para hacer sus pagos, y el 56% afirma tener una tarjeta de crédito, cuyo uso es menor entre los usuarios. Un descenso provisional en el uso de las tarjetas de crédito que se puede vincular al contexto económico actual, donde la inflación y las altas tasas de interés animan a una utilización más cautelosa del crédito y abogan por la estabilidad y la reducción de deudas.
Se constata, además, un incremento de la tarjeta virtual que, hasta ahora, estaba principalmente asociada a la modalidad de prepago, y se amplía su aplicación a las tarjetas de crédito y débito. Un tercio de los españoles (el 37%) dispone de una y la mitad de los menores de 35 años analizados cuenta ya con una tarjeta de débito virtual.
La preferencia por el uso de la tarjeta entre la población española se traslada también a otras operaciones como los pagos y compras online., El 66% de la población española sigue utilizando la tarjeta, siendo la modalidad de débito la más habitual. Además, la entrada de nuevas opciones va incrementando su presencia en los países. En el mercado español impactan las billeteras digitales, utilizadas por el 19% de los españoles de forma habitual. Las criptomonedas, en cambio, o las soluciones Buy Now, Pay Later –BNPL, que permiten hacer compras y posponer los pagos, apenas son utilizadas por un 1% y 8% respectivamente de la población.
El dinero en efectivo pierde además impacto en los puntos de ventas presenciales y es superado por la tarjeta en países como España, Brasil o Chile, sumándose a la tendencia marcada desde hace años por otros como Reino Unido. Según el Informe de Tendencias de Medios de Pago, para el 53% de los agentes de la industria, de aquí a 2030 el dinero en efectivo será un método de pago complementario a los digitales.
En este sentido, y con el fin de dar respuesta a las demandas de unos usuarios cada vez más digitales, desde Minsait Payments también constatan en su reporte la necesaria digitalización de los pagos en el punto de venta, sea cual sea este, como un clarísimo vector de crecimiento en el que concurren numerosas propuestas innovadoras sustentadas en la tecnología y en el tratamiento avanzado de los datos. El dinero en efectivo se mantiene en las pequeñas compras cotidianas, pero refleja un retroceso a favor de las opciones electrónicas.
Pagos transfronterizos y remesas
Entre los hábitos registrados, es especialmente destacado el avance de los pagos transfronterizos que, según refleja el estudio, se espera que alcancen los 250 billones de dólares a nivel global en 2027 (crecerán 100 billones de dólares en apenas una década). Pese a su crecimiento, este tipo de pagos entre países siguen siendo más lentos, costosos y opacos que los pagos domésticos y adolecen de ciertas fricciones aún por solucionar, como elevados costes, lentitud o falta de transparencia en los procedimientos.
Los expertos consultados por Minsait Payments estiman que las remesas son el flujo de pagos cotidianos con mayor capacidad de mejora gracias a la digitalización. En 2021, del total de remesas enviadas a nivel global, los países del Informe concentraron el 12,15%, realizadas mayoritariamente desde Reino Unido (4,31%, 33.000 millones de dólares), España (2,92%, 22.000 millones de dólares) e Italia (2,61%, 20.000 millones de dólares). Generalmente, tal y como se puede apreciar en el estudio, los países económicamente más desarrollados contribuyen más al ser receptores netos de migrantes. Incluso en el seno de la región de Latinoamérica se constata este patrón: las remesas enviadas desde México o Argentina son superiores en valor que las enviadas desde Perú o Ecuador.
Lo que se demanda: inmediatez, seguridad y transparencia
El Informe de Minsait Payments identifica otras variables necesarias para el avance y crecimiento de la industria de los pagos en los próximos años. La inmediatez de las transferencias digitales más cotidianas es una premisa ineludible para el sector y un objetivo de política pública en prácticamente todos los países analizados, que sienta las bases para la inclusión financiera y la necesaria eficiencia en las operaciones, otra de las tendencias identificadas.
La seguridad, la facilidad de uso, la gratuidad y la rapidez, por ese orden, son los principales factores que determinan la elección de un medio de pago, recuerdan desde Minsait Payments, y el aumento de los riesgos y vulnerabilidades el mayor desafío que presenta el sector para los próximos cinco años según subraya la mitad de los agentes consultados. El estudio insiste por ello en el aumento de valores como la seguridad y abre una ventana de oportunidad para los servicios en la nube o la aplicación de inteligencia artificial en la prevención del fraude.
Asimismo, el Informe recoge también la aspiración de regiones como Europa por digitalizar el dinero en efectivo e incentivar las monedas digitales de bancos centrales, que podrían modernizar y eliminar muchas de las fricciones e ineficiencias que aún hoy caracterizan a los pagos transfronterizos: caros, opacos y lentos en comparación con sus homólogos domésticos. El continente europeo prevé contar con su euro digital antes de 2030 y aunque son muy pocos los bancos centrales que han emitido sus propias monedas digitales (las denominadas CBDC), y ninguno de ellos europeo, el 33% de los agentes de la industria participantes en el informe considera que las CBDC jugarán un papel complementario a las monedas físicas durante la próxima década.
Un escenario de oportunidad en el que tendencias como el Open Finance avanzan, pero lo hacen condicionados por muchas de las limitaciones aún presentes. Según los analistas consultados en el Informe de Minsait Payments, las finanzas abiertas habrán de esperar a 2030 para convertirse en un verdadero estándar del mercado financiero, tanto en Europa como en Latinoamérica. A día de hoy, la multibancarización, como paso previo, ya es superior en Latinoamérica que en Europa donde la proporción de personas con más de una cuenta bancaria no llega en ningún caso al 50% (35% en el caso de España).