Bajo este contexto y con más de 100 millones de usuarios al mes de herramientas como Google Bard o ChatGPT, es importante recalcar la importancia de realizar un uso responsable de la inteligencia artificial. Rubén Nicolás Sans, vicedecano de Ciencia y Tecnología en UNIE Universidad, afirma que “para aprovechar al máximo las ventajas de la IA y abordar los desafíos éticos que conlleva, es crucial adoptar un enfoque consciente en su utilización”. Con este objetivo, el docente de UNIE Universidad propone cuatro consejos para poder emplearla sin traspasar los límites éticos:
Comprender su funcionamiento básico. Resulta clave entender cómo funciona la inteligencia artificial para saber cómo emplearla. A pesar de su aparente complejidad, en esencia, se trata de programas informáticos que aprenden patrones a partir de datos. Al comprender este principio, se pueden tomar decisiones informadas sobre su aplicación. No obstante, es necesario ser cauto y cuestionar los resultados que nos brinda la herramienta, sobre todo en materias sensibles como las relacionadas con la salud o la seguridad.
Considerar las implicaciones éticas de la IA. Implica aspectos como la privacidad de los datos, el sesgo algorítmico y el impacto en el empleo. Al utilizar la IA, es esencial abogar por la trasparencia y la equidad en su desarrollo y aplicación. Además, resulta importante estar al tanto de las políticas de privacidad de las aplicaciones y servicios empleadas, así como tomar medidas para proteger la información personal.
Evaluar el impacto a largo plazo de la IA. A medida que la automatización y la IA siguen avanzando, es posible que ciertos puestos de trabajo sean reemplazados por máquinas, especialmente en áreas como la economía o la sociedad. En este sentido, es esencial estar preparados para esta transformación y fomentar la adquisición de habilidades que sean resistentes a la automatización como, por ejemplo, la creatividad, el pensamiento crítico y las habilidades interpersonales. Además, las políticas deben promover una distribución justa de los beneficios económicos que la IA puede generar, asegurando que nadie quede excluido en esta revolución tecnológica.
Ser consciente de sus riesgos. La ciberseguridad desempeña un papel fundamental a la hora de utilizar la inteligencia artificial. Los sistemas de IA pueden ser vulnerables a ataques cibernéticos y manipulación de datos. Por ello, para una utilización consciente de la IA se deben tomar medidas proactivas que protejan los sistemas y los datos, así como fomentar prácticas sólidas de ciberseguridad en la comunidad en general. Esto implica el uso de contraseñas seguras, la actualización regular de software y la concienciación sobre las amenazas cibernéticas.
La inteligencia artificial es una herramienta poderosa que puede mejorar nuestras vidas en múltiples aspectos. Sin embargo, su uso responsable es esencial. Comprender su funcionamiento, adoptar un enfoque crítico y ético, así como salvaguardar nuestra privacidad son pasos cruciales para aprovechar sus ventajas mientras se minimizan sus desafíos potenciales.
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