Economías a dos velocidades en Europa y EE. UU., desaceleración de China y España como motor europeo: el panorama económico para 2025

La economía mundial encara el próximo año con numerosos desafíos sobre la mesa, destacando la desigualdad entre Europa y Estados Unidos en cuanto a su situación económica, la desaceleración de China, el papel destacado de España en la zona euro o el riesgo de que los precios del petróleo se vean alterados  si las tensiones entre Irán e Israel llevan a un bloqueo del estrecho de Ormuz, entre otros.

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Estas son algunas de las previsiones detectadas por Coface, líder mundial en la gestión del riesgo de crédito y especialista en información comercial. “Estamos en un momento clave para el devenir de la economía mundial y el orden geopolítico, con numerosos retos, aunque también hay buenas noticias, siendo la principal que España seguirá siendo este 2025 el motor económico europeo, creciendo por encima de países vecinos como Francia, Italia o Alemania”, indica Bruno De Moura Fernandes, jefe de macroeconomía de Coface.

Debido a la importancia que tiene la evolución de la economía mundial para las empresas, especialmente para aquellas que operan a nivel internacional, los expertos de Coface han elaborado un análisis detallado sobre las tendencias que marcarán el mercado mundial en 2025, con el objetivo de ayudarlas a anticiparse y adaptarse a estos desafíos.

Una Europa que no despega vs un Estados Unidos que aterriza suavemente

Una de las principales claves a tener en cuenta sobre cómo va a evolucionar la economía en 2025 es la desigualdad entre Estados Unidos y Europa. Aunque en ambas regiones se está produciendo un proceso de desinflación, en Estados Unidos está siendo más favorable, viviendo lo que se denomina como un “aterrizaje suave”. Sin embargo, la victoria de Trump, cuyo programa económico pretende apoyar la demanda con rebajas fiscales a la vez que limita la oferta (menos importaciones e inmigración y, por tanto, menos mano de obra), puede conllevar un mayor riesgo de inflación y, por ende, que la Fed sea más prudente y no baje tanto los tipos.

Por el contrario, en Europa, las empresas siguen sufriendo un fuerte aumento de los costes laborales unitarios (+4,5% interanual), limitando sus márgenes cada vez más, lo que también se verá en 2025. Tras alcanzar su máximo en el primer semestre de 2023 en todos los países de la eurozona, la tasa de margen ha caído casi 2 puntos porcentuales en Alemania y en Francia, y el doble en España e Italia, dejando a las empresas en una situación vulnerable, como demuestra el aumento de las insolvencias en los últimos meses.

Por su parte, la vuelta a la presidencia de Donald Trump también tendrá impacto en estas diferencias, ya que se prevé que sus primeras medidas economicas apoyaran a la actividad a corto plazo a diferencia de Europa.

España, motor económico europeo

En esta situación de una Europa que no logra arrancar, emerge España como motor económico de la zona euro. En este sentido, Coface estima que España acabará 2024 creciendo un 3,0% y que en 2025 lo haga por encima del 2%. Una previsión superior a la del resto de grandes economías europeas. Sobre todo, de Alemania, que este ejercicio se contraerá un 0,2%. por el segundo año consecutivo y el año que viene solo crecerá un 0,4%. Y es que el país germano lleva varios años sufriendo por dos razones fundamentales: los costes de la energía y su estrategia de depender en exceso del mercado chino.

Según De Moura Fernandes, “la única esperanza para la zona euro es el consumo, ahora que los ciudadanos tienen salarios ‘más elevados’ por la bajada de la inflación. Sin embargo, en este momento, los europeos se están centrando en ahorrar, más incluso que antes del COVID”.

China: desaceleración y guerra electrónica con Estados Unidos

China se encuentra en una situación compleja de desaceleración por dos razones. Por un lado, porque sigue inmersa en una crisis inmobiliaria y, por otro, porque al caer los precios de las viviendas, y, por consiguiente, su valor, el ahorro de los ciudadanos también ha bajado, lo dificulta que el consumo crezca. Es decir, hay una baja demanda interna que pone en jaque la producción y que dificulta que la economía pueda remontar porque depende en mayor medida de la exportación. Todo ello en un contexto internacional donde cada vez hay un mayor proteccionismo contra China, especialmente desde Europa y Estados Unidos, pero también en otros países emergentes como Brasil, India o Indonesia.

Las tensiones con Estados Unidos van a complicar aún más la situación. La ‘guerra de la electrónica’ entre ambas potencias se ha intensificado considerablemente desde 2017 a través de un amplio abanico de medidas: aranceles, controles a la exportación y restricciones de acceso al mercado. Si esta rivalidad sigue aumentando, hay riesgo de que la industria mundial se fragmente en 2035, llegando, incluso, a romper las cadenas de suministro. Esta guerra, cuyo objetivo es dominar las tecnologías del futuro, en particular los semiconductores y la inteligencia artificial, ya ha costado a China cerca de 150.000 millones de dólares en exportaciones perdidas a Estados Unidos, reestructurando los flujos comerciales con una diversificación de las importaciones estadounidenses procedentes de países como México, Taiwán y Vietnam.

Bajos precios del petróleo con la mirada puesta en Israel e Irán

Los precios de materias se mantienen en niveles moderados gracias a que hay mucha producción, pero poca demanda, debido a la desaceleración de Estados Unidos y China y la ausencia de repunte en Europa. Esto se traduce en una situación desfavorable para los productores.  

En cuanto al caso concreto del petróleo, se observa un equilibrio en el mercado que hace prever que el próximo año el precio del barril ronde los 70/75 dólares, a niveles de 2015 y 2016. El único riesgo a corto plazo es una escalada de las tensiones entre Israel e Irán, que podría llevar a un bloqueo en el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 30% del comercio mundial de petróleo.

Tipos de interés: al 2,5% en la zona euro a finales de 2025

La bajada de los precios de las materias primas ha sido determinante para “aflojar” la presión inflacionista en los países, dando lugar a los descensos de tipos de los bancos centrales. Por ahora, Coface prevé que, a finales de 2025, los tipos de interés bajen alrededor del 2% en la zona euro.

Si bien, esta política monetaria más laxa para 2025 dará lugar a unas políticas fiscales más restrictivas que tendrán un efecto adverso sobre el crecimiento en la gran mayoría de los países. Especialmente, en la zona euro. De hecho, lo que se verá en 2025 en Europa será un ‘policiy mix’ entre política monetaria y fiscal que no va a ser favorable. Sobre todo, en algunos países que podrían ser restrictivos con los impuestos, como Francia (aunque con gran incertidumbre política) e Italia, que cuentan actualmente con déficits muy elevados. 

De este modo, el jefe de macroeconomía de Coface sentencia que, “si las tensiones geopolíticas no se agraban y las materias primas no suben, será más fácil que las economías que peor lo están pasando puedan empezar a remontar. De lo contrario, podría venir otra oleada de inflación que complicaría más las cosas“.

Las economías emergentes representarán el 40% del crecimiento mundial en 2025

La contribución más débil de los tres principales centros económicos (Europa, Estados Unidos y China) del mundo se verá compensada por la aceleración en muchas economías emergentes, gracias a condiciones de financiación menos restrictivas – aunque el Fed bajara menos sus tipos con la eleccion de Donald Trump. Así, estos nuevos players  representarán el 40% del crecimiento mundial en 2025, es decir, el nivel más alto desde 2012.

Esto será gracias a la aceleración de los países del Golfo, por su repunte en actividad y en producción de petróleo, de Sudamérica, liderada principalmente por Argentina frente al debilitamiento de Brasil, y del Sudeste Asiático, con países como Indonesia, Vietnam, Malasia o Filipinas manteniendo su hegemonía.  

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