Para echar luz sobre este tema, el M.I.T.A.-TV –la nueva plataforma del Sistema M.I.T.A (que agrupa al Máster Internacional en Tecnología de los Alimentos y el Parque Científico y Tecnológico de la FAUBA) de divulgación de conocimientos sobre los alimentos, su industria y las tendencias que importan a los consumidores, entrevistó a la experta.
“Los edulcorantes son seguros en cualquier grupo etario: cualquiera de la familia puede consumir una bebida que contiene un edulcorante no calórico no nutritivo y no hay ninguna diferencia en cuanto a la inocuidad, en cuanto a la seguridad, si están aprobados, si han sido evaluados por el JECFA (el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentario), y tienen determinada una cantidad que se llama ingesta diaria admitida o admisible”. Y agregó que “siempre que se consuman dentro de esa cantidad por día, son todos absolutamente aptos, todos igualmente seguros y solo dependen de la preferencia de consumo”.
Socolovsky, Dra. en Química y Miembro Honorable de la Academia Internacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (IAFoST), explicó que la recomendación que ha hecho la OMS fue “desaconsejar el uso de edulcorantes no calóricos para el control de peso corporal, es decir, para la reducción de la grasa corporal” y aclaró que lo que ha hecho es “una recomendación condicional; esto significa que se basa en documentos e investigaciones de baja calidad científica y, por lo tanto, no puede decirse que lo que se expone sea efectivamente así”.
Con rigurosidad técnica, explicó que “es muy importante de aclarar, porque cuando una recomendación es condicional (y en el caso de la OMS y los edulcorantes no calóricos la extensión de esa recomendación dice que no pueden usarse para prevenir las enfermedades cardiovasculares o la diabetes tipo 2 porque, de hecho, están relacionadas con la aparición de estas enfermedades a largo plazo) hay que ser supercuidadosos, porque estos estudios son observacionales, lo que quiere decir que no pueden justificar una causa, dado que no hay causalidad en los estudios observacionales”.
¿Qué sucede con los alimentos ultraprocesados?
La Dra. Susana Socolovsky tampoco está de acuerdo con la mala reputación que tienen los alimentos ultraprocesados. “Lamentablemente ha tenido mucho auge una clasificación de alimentos que fue escrita por un profesor de la Universidad de San Pablo, el doctor Carlos Monteiro, que definió a los alimentos en base a niveles de procesamiento. Esta clasificación que adopta el nombre de NOVA –sin que NOVA sea un acrónimo de nada–, no tiene absolutamente ningún basamento en la ciencia porque, de hecho, no se basa en niveles de procesamiento, sino sencillamente, en el tipo o número de aditivos alimentarios que contiene el alimento”. Y explica que, en función de eso, se definió a los alimentos ultraprocesados, pero “la definición no existe en el Codex Alimentarius, que es la norma internacional”.
“De acuerdo con Monteiro”, explica Socolovsky, en la entrevista en el M.I.T.A.-TV, “un alimento para que no sea ultraprocesado no tiene que tener aditivos alimentarios, lo que él llama ‘cosméticos’ porque sirven para exaltar el sabor, mejorar el color o el aspecto, o permitir mayor durabilidad. Con esta premisa de que los aditivos alimentarios en realidad ocultan algo, o que son indebidos, ha generado un revuelo gigantesco”.
“Hoy hay un número muy importante de investigadores en el área de ciencia y tecnología de alimentos que han puesto blanco sobre negro y muestran que la clasificación es indebida”. Agrega que los alimentos ultraprocesados han tenido “mucho marketing y mucha adherencia por parte de nutricionistas y de algunos sectores oficiales de la FAO, que han publicado un documento escrito por Carlos Monteiro como una publicación de la FAO y, si bien abajo dice que la FAO no se hace responsable del contenido, lo cierto es que está publicado por la FAO”.
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