Hace algunos años, la inseguridad dejó de ser un problema exclusivo de ciertos sectores para convertirse en una preocupación generalizada que afecta a toda la sociedad. Según los resultados de la última encuesta realizada por CIO Investigación para el Observatorio de Seguridad de Verisure, se reveló que todas las franjas etarias (de 30 a 45 años, de 46 a 60 años y mayores de 61 años) perciben un aumento en la inseguridad, una sensación que se extiende por todo el país. Aunque la inseguridad es la principal preocupación de los ciudadanos, la corrupción, el desempleo y la inflación también se mencionan como otros problemas que afectan a la sociedad, debido a que las preguntas podían tener respuestas múltiples.
Históricamente asociada a ciertos contextos o zonas, la inseguridad hoy ocupa el primer lugar en el ranking de preocupaciones de los argentinos, por encima incluso de problemas estructurales como la corrupción y la pobreza. Entre los rangos etarios encuestados, el 74% de las personas creen que la inseguridad es el principal problema del país. Esto convierte a la problemática en un factor común que une a distintas generaciones en un mismo diagnóstico en el que nadie se siente completamente seguro. Una tendencia que se mantiene y que confirma que el temor al delito se volvió una constante en la vida cotidiana.
Entre los más afectados se destacan los adultos jóvenes (30 a 45 años), que declaran vivir con mayor intensidad el impacto de la inseguridad en sus localidades. A esto se suma una preocupación persistente por la integridad de los hijos, que mantiene niveles alarmantemente altos en todo el espectro etario, reforzando una sensación de vulnerabilidad generalizada que traspasa los límites del ámbito personal para instalarse en el corazón de la vida familiar.
El informe también identifica los factores que, a los ojos de los encuestados, más contribuyen a esta situación: la falta de políticas públicas y presencias de autoridades en las calles. Aunque estas causas mantienen su relevancia, el estudio muestra una leve caída en la cantidad de menciones respecto a la medición del año anterior, lo que podría interpretarse como un síntoma de desgaste o resignación social frente al problema.
En este contexto, Carlos Beltrán Rubinos, director de Operaciones de Verisure, destaca: “Desde el Observatorio de Seguridad procesamos la información de nuestro porfolio de clientes en hogares y pequeños comercios para mejorar nuestros recursos, pero nos pareció apropiado tomar una muestra representativa para comprender en detalle las inquietudes de la sociedad y ofrecer soluciones más específicas y estos fueron los resultados que arrojó y en donde debemos trabajar”.
Ya no se trata solo de estadísticas o titulares: el miedo cala hondo en la experiencia cotidiana. Y aunque el contexto económico y social agrava el panorama, la inseguridad se instaló como un obstáculo transversal para el desarrollo de una vida tranquila, en cualquier etapa de la vida.
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