En respuesta a estos desafíos, Arup, firma global de desarrollo sostenible, ha analizado cómo las ciudades costeras españolas pueden prepararse para responder a los impactos del cambio climático.
Para proteger estas áreas, que en muchas ocasiones han sido históricamente industriales y a menudo abandonas, de las inundaciones, las precipitaciones extremas y la subida del nivel del mar, es crucial diseñar infraestructuras resilientes. Tradicionalmente, la construcción de estructuras como diques y muros de contención se han planteado para salvaguardar las zonas urbanas de las mareas y las tormentas, pero la protección de las comunidades no debe limitarse simplemente a la construcción de este tipo de barreras físicas.
Las soluciones basadas en la naturaleza ofrecen beneficios adicionales significativos, fomentando la biodiversidad, mejorando la calidad ambiental, creando espacios públicos atractivos y reduciendo las emisiones de carbono. En este sentido, la creación de parques y zonas verdes no solo proporciona áreas de recreo y bienestar para los residentes, sino que también actúa como una barrera natural contra inundaciones. Estos espacios verdes, como parques urbanos, jardines comunitarios, jardines de lluvia y áreas naturales protegidas, aumentan la permeabilidad de las áreas urbanas ayudan a absorber el exceso de agua durante las tormentas, reduciendo la escorrentía y el riesgo de inundaciones.
El diseño de infraestructuras verdes, por tanto, contribuye a la mitigación de inundaciones en las ciudades y, al combinar elementos como sistemas de drenaje efectivos, áreas verdes, planificación cuidadosa del uso del suelo, las ciudades pueden reducir significativamente su vulnerabilidad a las inundaciones y los impactos del cambio climático.
Susana Saiz, directora de Sostenibilidad y Clima en Europa, ha querido destacar: “El cambio climático está afectando de lleno a nuestras ciudades y necesitamos que estén preparadas para el futuro. La planificación urbana juega un papel crucial en la preparación ante el cambio climático. Las ciudades costeras deben adoptar enfoques integrados que consideren el uso del suelo, la gestión del agua y la protección de la biodiversidad. Es necesario promover el desarrollo de infraestructuras verdes y espacios abiertos que no solo mejoren la calidad de vida de los residentes, sino que también proporcionen beneficios ambientales y económicos a largo plazo”.